Comprender los trastornos alimentarios


Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales muy graves, solo superadas por la sobredosis de drogas como causa de muerte. Si no se tratan, pueden controlar la vida de una persona y provocar problemas médicos graves, a veces mortales.

 

Aunque suelen afectar más a las mujeres jóvenes (de entre 12 y 35 años), cualquier persona, independientemente de su edad o sexo, puede desarrollar un trastorno alimentario. Se trata de afecciones graves que perjudican el cuerpo, la mente y la vida social de la persona. Implican comportamientos nocivos relacionados con la comida, tales como:

  • Limitar estrictamente la comida o evitar ciertos alimentos.

  • Comer grandes cantidades de comida (atracones).

  • Deshacerse de la comida mediante vómitos, uso indebido de laxantes (purgas) o exceso de ejercicio.

Causas

Una combinación de factores puede causar un trastorno alimentario:

  • Antecedentes familiares: Es más probable que tengas un trastorno alimentario si alguno de tus padres o hermanos lo tiene. Las sustancias químicas del cerebro, como la serotonina, también pueden influir, lo que sugiere una relación biológica.

  • Cultura y entorno: La sociedad suele ensalzar determinados tipos de cuerpo, lo que ejerce una enorme presión sobre las personas. Los medios de comunicación y la cultura pop suelen asociar el hecho de ser delgada (en el caso de las mujeres) o musculoso (en el caso de los hombres) con el éxito, la belleza y la felicidad.

  • Presión social: Ser objeto de burlas, acoso o mofas por su tamaño o peso puede ser un fuerte desencadenante, especialmente para los jóvenes.

  • Salud emocional: Tener rasgos como el perfeccionismo, actuar por impulso o tener dificultades en las relaciones puede disminuir la autoestima. Además, un historial de abuso físico o sexual puede contribuir al desarrollo de un trastorno.

Tipos y síntomas

Todos los trastornos alimentarios implican problemas extremos con la comida y el peso, pero cada uno tiene sus propios signos distintivos.

Anorexia nerviosa

Esta enfermedad tiene la tasa de mortalidad más alta de todas las enfermedades mentales.

Las personas con anorexia se matan de hambre porque tienen un miedo intenso a engordar. Algunas solo restringen la comida, mientras que otras también comen compulsivamente y se purgan (se obligan a vomitar, abusan de laxantes o hacen demasiado ejercicio).

No comer lo suficiente hace que una persona adelgace peligrosamente. El cuerpo se ralentiza para ahorrar energía, lo que provoca problemas como la ausencia de menstruación, estreñimiento y dolor de estómago. Entre los problemas que pueden poner en peligro la vida se incluyen latidos cardíacos irregulares, presión arterial muy baja e insuficiencia renal.

Bulimia nerviosa

Las personas con bulimia alternan entre dietas estrictas y atracones.

Se sienten completamente fuera de control cuando comen mucha comida rápidamente. Después, intentan desesperadamente eliminar las calorías provocándose el vómito, abusando de laxantes o haciendo ejercicio en exceso.

Los atracones y las purgas dañan gravemente el sistema digestivo. Los vómitos frecuentes dañan los dientes y es habitual sufrir reflujo ácido. Las purgas excesivas pueden provocar deshidratación, alterando el equilibrio natural de sustancias químicas (electrolitos) del cuerpo, lo que puede provocar graves problemas cardíacos o la muerte.

Trastorno por atracón

Las personas con este trastorno pierden el control mientras comen y consumen grandes cantidades de comida en poco tiempo. Pueden comer incluso cuando no tienen hambre o después de estar dolorosamente llenos.

Esto puede provocar afecciones graves como obesidad, diabetes, hipertensión arterial y enfermedades cardíacas.

Tratamiento

Cuando los médicos sospechan que existe un trastorno alimentario, suelen realizar un examen físico, una entrevista y solicitar pruebas de laboratorio. Esto les ayuda a formular el diagnóstico y a comprobar si existen problemas médicos y complicaciones relacionados. Además, un profesional de la salud mental realizará una evaluación psicológica. Es posible que le hagan preguntas sobre sus hábitos alimenticios, comportamientos y creencias. Es posible que le hagan preguntas sobre su historial de dietas, ejercicio, atracones y purgas. 

A menudo, una persona con un trastorno alimentario presentará síntomas de otra afección de salud mental que requiere tratamiento. Siempre que sea posible, lo mejor es identificar y tratar todas las afecciones al mismo tiempo. Esto proporciona a la persona un apoyo terapéutico integral que ayuda a garantizar una recuperación duradera. 

Tener un hijo con un trastorno alimentario implica una gran responsabilidad para los padres, ya que los convierte en socios activos en la planificación y la implementación del tratamiento. Los padres necesitan sentirse cómodos y confiados en el enfoque y las habilidades del profesional, así como a la hora de hablar sobre el trastorno. Es importante encontrar un profesional de la salud mental con experiencia en el tratamiento de jóvenes o niños con trastornos alimentarios y sus familias. 

El tratamiento de cada persona dependerá del tipo de trastorno alimentario, pero, por lo general, incluirá psicoterapia junto con supervisión médica y asesoramiento nutricional. Los tratamientos variarán en función del tipo de trastorno.

La mayoría de las personas reciben tratamiento sin necesidad de permanecer ingresadas a tiempo completo. Sin embargo, algunas personas necesitan permanecer en un centro de tratamiento especial o en un hospital si tienen un peso peligrosamente bajo o sufren complicaciones médicas graves debido a una nutrición deficiente.

Autoayuda

Es útil comprender cuándo los comportamientos son destructivos, pero puede resultar difícil controlarlos. El tratamiento puede ofrecer formas de afrontarlo. He aquí algunas cosas que hay que tener en cuenta: 

  • Estilo de vida:Es importante comenzar a realizar cambios para eliminar los recordatorios y detener los comportamientos negativos asociados con el trastorno. Resista el impulso de mirarse al espejo o pesarse varias veces al día. Combata la necesidad de hacer dieta o saltarse comidas. 

  • Identifica los desencadenantes: ciertos lugares, situaciones difíciles y algunos amigos pueden provocar comportamientos poco saludables. Comprender cuáles son puede ayudar a preparar un plan para lidiar con ellos. 

  • Colabore con los profesionales sanitarios:proporcione a los profesionales sanitarios la información que necesitan para ayudar a facilitar la recuperación. No falte a las sesiones de terapia y sea constante con los planes de alimentación.  

  • Más información: Lea libros de autoayuda que ofrezcan consejos prácticos y fiables. Busque temas útiles en Internet.  

  • Conéctate con otras personas en foros online o grupos de apoyo entre pares. Comparte tus pensamientos, miedos y preguntas con otras personas que hayan lidiado con un trastorno alimentario.

Apoyar a los seres queridos

Si conoces a alguien con un trastorno alimentario:

  • Aprenda a reconocer los signos: comprenda los síntomas de los diferentes trastornos alimentarios.

  • Sé comprensivo: sugerirles que acudan al médico puede resultar difícil, ya que es posible que no vean o no admitan que tienen un problema. Sé comprensivo en lugar de discutir.

  • Evite culpar: No haga que se sientan culpables, avergonzados o culpables por sus acciones o creencias relacionadas con el trastorno.


 

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