Cuando la enfermedad no se entiende
A veces, cuando la enfermedad de una persona afecta a su cerebro, puede repercutir directamente en su capacidad para reconocer que no se encuentra bien.
Cuando alguien rechaza un diagnóstico de enfermedad mental, puede ser tentador decir que está "en negación". Pero alguien con una enfermedad mental aguda puede no estar pensando con la suficiente claridad como para elegir conscientemente la negación. En su lugar, puede estar experimentando "falta de perspicacia", "falta de conciencia" o anosognosia.
Se pronuncia "A No Sog No Zi Ah".
La anosognosia es cuando una persona con una enfermedad mental no se da cuenta de que está enferma. Su falta de conciencia les parece tan real y verdadera como la autopercepción de cualquier otra persona. Aunque la anosognosia en sí no es peligrosa, puede provocar complicaciones porque las personas que la padecen son más propensas a rechazar o evitar el tratamiento de un problema que no creen tener.
Actualizar nuestra autoimagen
Nuestro cerebro siempre está actualizando cómo nos vemos a nosotros mismos. Por ejemplo, si te quemas con el sol, esperas verte diferente en el espejo. Si aprendemos una nueva habilidad, nos sentimos más capaces. Este proceso de actualización de la imagen que tenemos de nosotros mismos es complicado y tiene lugar en la parte frontal del cerebro.
Afecciones como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la demencia pueden dañar esta parte del cerebro. Cuando eso ocurre, las personas pueden perder la capacidad de actualizar cómo se ven a sí mismas.
Esto significa que se quedan con una vieja imagen de sí mismos de antes de enfermar. Como sus percepciones parecen reales, pueden pensar que sus seres queridos mienten o se equivocan cuando hablan de su enfermedad. Si les presionas demasiado, pueden frustrarse, enfadarse o empezar a evitarte.
Cómo ayudar
La clave está en apoyarles en su viaje sin ser prepotente.
Dé prioridad a la ayuda profesional. Consulte a profesionales sanitarios para obtener los mejores consejos y recursos para la situación específica de su ser querido.
Escucha y empatiza. Valide los sentimientos y el punto de vista de su ser querido, aunque usted vea las cosas de otra manera. Evita tratar de convencerle de que está enfermo; en lugar de eso, exprésale que no pasa nada por tener puntos de vista diferentes siempre que todos estén a salvo.
Crear un entorno estable. Ayude a establecer una rutina diaria estructurada que incluya actividad física, higiene adecuada y buena alimentación. La constancia puede reconfortar y enraizar.
Céntrese en sus objetivos. Pregúntele a su ser querido qué quiere conseguir y utilice sus objetivos para presentarle el tratamiento como un posible paso siguiente.
Cuídate. Apoyar a alguien con una enfermedad mental puede ser agotador. Acuérdate de cuidar de ti mismo y de buscar tu propio apoyo, ya sea a través de la terapia o de un grupo de apoyo, para mantener tu bienestar.
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