El síndrome del impostor no es lo que parece
Nuestra mente puede jugarnos malas pasadas. Que tu mente te diga que eres un "fraude", un "fracasado" o un "indigno" no significa que sea cierto.
La mayoría de nosotros experimentamos cierta ansiedad o dudas cuando asumimos un nuevo papel o un nuevo reto. Sin embargo, cuando se padece el síndrome del impostor, se tiene un miedo abrumador a que alguien descubra que se es un fraude, que no se tienen los conocimientos necesarios y que no se pertenece realmente a ese puesto. De hecho, puede que tengas mucha experiencia y trabajes muy duro. Puede que incluso destaques en tu trabajo. El problema es que no crees en ti.
Curva de aprendizaje
En toda nueva aventura, ya sea un nuevo trabajo, una nueva oportunidad o un nuevo proyecto, hay una curva de aprendizaje. Esto es normal y de esperar, por mucho talento que se tenga. Estas nuevas aventuras tienden a provocar en nosotros el síndrome del impostor y pueden poner en marcha una espiral de autocrítica, dudas sobre uno mismo, miedo a no estar a la altura de las expectativas y ansiedad constante.
El síndrome del impostor no tiene por qué seguir persiguiéndote. En primer lugar, sé amable contigo mismo. Aunque hayas cometido un error, equivocarse forma parte de la condición humana. Así es como crecemos y aprendemos. Además, recuérdate a ti mismo que tienes valor, incluso con tus defectos e imperfecciones.
Nuestros pensamientos pueden engañarnos
Nuestra mente puede jugarnos malas pasadas. El hecho de que tu mente te diga que eres un "fraude", un "fracasado" o un "indigno" no significa que sea cierto. Desafíe a su mente cuando detecte estos pensamientos automáticos y sustitúyalos por pensamientos más acertados. Además, no permitas que estos pensamientos negativos o inexactos te retengan. En su lugar, recuérdate a ti mismo tu "por qué", tus razones basadas en tus valores fundamentales, por las que deberías perseverar de todos modos.
Si todavía te sientes un poco atascado en tu propia cabeza, habla con un amigo o un mentor. Puede dar miedo o vergüenza admitir ante otro ser humano que te sientes un fraude o que no sabes lo que haces. Puede ser liberador compartirlo con otra persona, sobre todo si descubres que ha tenido problemas similares.
Por la Dra. Siquilla Liebetrau,
Vicepresidenta de Servicios Clínicos de Bowen Health
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